La radio convencional en los tiempos de hoy acaparada en gran medida por la internet y todas las formas de comunicación que son cobijados por esta tecnología sigue siendo escuchada y sigue siendo masiva como la misma televisión, ese poder de convocatoria aún podemos decir que existe y se puede prevalecer por más tiempo.
Las principales cadenas radiales
siguen experimentando formatos juveniles, independientemente de la buena o mala
influencia que esto produce, productores, directores, locutores, etc siguen
buscando la forma más acertada para hacer más atractivo un producto radial, es
decir, que haya un público potencial para la radio, si bien ha tenido que
depender de la capacidad de interacción de las redes sociales siempre está la
radio como un medio de comunicación central y muy potencial, no solo para
escuchar temas hablados interesantes o escuchar buena música, sino también como
un medio que sigue siendo efectivo para premiar a su audiencia fiel ¡que sigue
habiendo! Para invitaciones a X concierto o X foro o X premio, medios como el
Whatsapp, medio del cual mucha gente depende para no sentirse solos, es un
medio que también le ha ayudado a la radio para una plena comunicación con el
oyente, no tan directa, pero si efectiva, y quizá más organizada, eso es algo
que hay que agradecer pues era normal para los locutores en tiempos anteriores
utilizar un tiempo fuera del aire para grabar llamadas de oyentes pidiendo
música a través de un magnetófono para pasar dicha grabación en el momento en
el que se haga el cambio a la canción para que sea supuestamente en vivo, o
simplemente el oyente pedía la canción pero tenía que esperar un largo tiempo
hasta que el locutor busque la canción y vuelva a pedirle al oyente que le diga
la canción que quiere escuchar aunque el locutor ya sabe y ya encontró el
‘track’ solicitado para simular esa inmediatez, esto era en su momento considerado
como un truco importante de lo que hemos llamado “la magia de la radio”,
ejemplo de esto lo pueden ver en estos videos, hay emisoras pequeñas que aun
intentan esta labor de conexión con el oyente, y bien por lo que lo siguen
haciendo para hacer prevalecer esa magia, aunque el WhatsApp le ha hecho un
gran favor al locutor diario en la radio y es válido usarlo para ese fin.
Y ni hablar de las emisoras AM
fuera de Bogotá, me siento contento que existen emisoras que son del pueblo y
para el pueblo, afortunadamente por esa falta de inversión para la radio en un
departamento como Boyacá, donde me encuentro yo, así como en otros lugares
alejados de la capital es que no hemos tenido que lidiar con ‘fantochadas’ religiosas
o los miles de absurdos de ‘brujos de 3 pesos’ en nuestra amplitud modulada y
encontramos emisoras que tienen una identidad clara, música y programación útil
para el campesino, el mecánico, el pensionado o en su defecto el que está en
una cantina consumiendo licor pero que de todos modos van a la fija con
programación ceñida a la idiosincrasia del pueblo colombiano, el madrugador y
trasnochador que solo quiere una compañía ideal en la radio y que no
necesariamente entiende la diferencia entre la FM o la AM, solo entiende el
hecho de que al encontrar algo llamativo en la radio y con buena potencia ahí
se queda. A parte noto que hay mucha presencia interactiva con el oyente y de
la forma más clásica: una llamada en vivo pidiendo una sola canción y si el
oyente lo desea puede saludar a su familia. Un método sencillo y práctico de
comunicación que al nivel de una emisora con tal propósito es suficiente e
ideal, si optan por WhatsApp puede estar bien, pero daña la esencia de lo que
pretenden. Les puedo dar dos ejemplos claros del tipo de radios de las que
hablo: Armonías Boyacenses 950 AM emisora ubicada en Tunja con una importante
potencia que llega a Sogamoso, Duitama, Paipa, y municipios aledaños de la
capital boyacense, la programación es netamente musical, pero hay espacios de
pauta local en donde hay poca intervención de las marcas grandes, -ni siquiera
se escuchan esas fastidiosas cuñas de Iván Botero Gómez-. Son emisoras
sencillas, así como el público que la oye, que creo que es mucho. Se puede
escuchar su audio en vivo (lo que antes le llamaban “Real Audio”) aquí en internet,
la señal fluctúa en ocasiones, pero está bien, la pueden escuchar aquí.
Otro ejemplo es Radio La Paz,
emisora proveniente de Paipa en el dial 710 AM con cobertura en la región
central de Boyacá es una alternativa de la radio comercial, pese a que es afiliada
a Caracol Radio, ofrece espacios de servicio social, denuncia y lógicamente
pauta local.
No es que sean las emisoras que
yo escuche todo el tiempo, pero sí que da placer sentir esa cercanía con el
oyente y la distancia que se hace notoria por las leves dificultades de su
recepción, siento respeto por las personas que laboran en esta clase de radios
y sin duda esto es lo que hace pensar en un futuro con la radio convencional y
si miramos más allá hay muchas estaciones de este tipo repartidas por todo el
país que al menos sirven como salida a las radios grandes con información
política sesgada y una que otra basura hablada que no vale la pena escuchar o
las emisoras FM que creen que por seguir la tendencia lo han logrado todo, a
veces la tendencia cansa y la radio necesita refrescarse con otra clase de
contenidos tanto musicales o hablados para hacerla más dinámica.
Los Podcast y los Streaming
Por otro lado la internet nos ha
traído los podcast, pero los podcast colombianos en sí, con las herramientas que
uno dispone, un micrófono de 15mil pesos conectada a una cuenta de Skype y una
consola virtual como la que ofrecen servicios como spreaker.com, o
listen2myradio.com que son también radios virtuales, o para los que quieren
hacer pregrabados con una cuenta de Mixcloud o los que pagan cuenta pro o
premium para una cuenta de SoundCloud, considero que no es para la radio una
competencia sólida, por la misma calidad, por la extensa cantidad de gente que
no logran hacer un podcast entretenido y porque los que tienen experiencia en
radios reales no logran tener un impacto real entre la gente, solo tener
tendencia que es algo que a fin de cuentas no sirve de nada porque ello no
garantiza continuidad, y la puntualidad y/o disciplina por parte del que quiera
tener una radio virtual y por el simple hecho de que la internet no es aún un
medio totalmente masivo y no llega a la población colombiana como sí lo hace la
radio que llega gratuita y con elementos muy básicos para recibirla.
Un elemento importante que nunca
va a tener la internet es el impacto que produce escuchar una canción favorita
en la radio, saber que involuntariamente sin haber solicitado la canción y que
esa canción sea seleccionada entre miles por el dj que está en vivo, es algo
que no se compara a escucharla un millón de veces a la hora que desee en
Spotify, Deezer, YouTube, etc…además en internet existen métodos mucho mejores
para escuchar y descargar música gratis y de mayor calidad que la ofrecida en
streaming, es a la final algo tonto pagar por escuchar una canción favorita.
Hay que aprovechar la capacidad
de la brecha digital empleándola para el desarrollo de los medios tradicionales
de la cual nuestras generaciones, incluso –¿por qué no? - la de los milenials también acompañan, la
radio si se mira de fondo sigue generando ingreso y pese a que las grandes
cadenas siguen teniendo problemas de distinta índole por las desacertadas
conducciones que ha habido en los últimos años en cada una de sus empresas y
por la galería de personajes que se ciñen en lo aprendido en X profesión o por
el mismo vinculo político, hacen reconsiderar a un medio de comunicación como
la radio de otra manera, donde hay que buscar verdaderos talentos en gente
nueva que aprenda con mucha disposición de la experiencia de aquellos que
engrandecieron la radio con el esfuerzo que implicó hacerla, de una manera
directa y manual, la radio de verdad, y de los que desde la distancia la
construyen para unir comunidades en la resolución de sus problemáticas o
simplemente para satisfacer sus gustos musicales sin ligarse en reconocimientos
efímeros ni creando sensacionalismo en el público para ganar audiencia,
simplemente tener la radio como un gusto, como algo que sabe hacer y que se
puede hacer bien bajo un único interés, el del oyente, que cada vez es más
exigente.
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